LA PLANIFICACIÓN Y EL PRESUPUESTO EN COSTA RICA


“Planificar no es otra cosa que pensar antes de actuar para estar un poco más seguros de alcanzar los resultados esperados; para hacer transparentes las conductas y actos de gestión; y para rendir cuentas. Sin una imagen-objetivo o escenario deseado y sin una gestión por objetivos y resultados no existe ni planificación estratégica ni planificación operativa.” (Sanchez, 2003) 


El presupuesto es el límite de actuación de los poderes públicos. El propósito principal de los presupuestos es la estimación anticipada de los ingresos y egresos que tendrá la organización en un periodo determinado.
La planeación ha sido reconocida desde tiempos remotos como una función básica en la dirección y la administración de cualquier organización. En el caso de Costa Rica, un país con muchos retos en el ámbito de pobreza, inequidad, desigualdad ciudadana, problemas económicos, entre otras, adquiere especial relevancia que el gobierno disponga de una clara visión compartida de cómo se solucionarán los problemas, qué medidas se tomarán ante las limitaciones del país antes mencionadas, y es en este contexto en donde, con mucha mas razón, se justifica la planificación como instrumento facilitador que permite la autoevaluación y mejora continua en la toma de decisiones de la administración pública. 

En línea con lo anterior, la planificación favorece al cumplimiento de la misión de las organizaciones y especifica los objetivos y propósitos, en este caso de las instituciones que conforman el aparato estatal. También da orden y coherencia a los esfuerzos que se realicen, permite orientar, aceptar o rechazar acciones y a la vez permite aprovechar los recursos de una manera eficiente, al reducir la improvisación y el grado de incertidumbre. 

En Costa Rica los procesos de planificación y presupuesto, buscan solucionar tres retos fundamentales de la sociedad: 1) lograr mayor efectividad en la solución de los problemas de los ciudadanos. 2) alcanzar un mayor equilibrio entre la estabilidad económica del país y la asignación de los recursos públicos, y 3) armonizar las decisiones de corto plazo con las de mediano y largo plazo. 

El presupuesto no es ilimitado y debe tener una buena y clara regulación. Es por ello que la Contraloría General de la Republica, juega un rol preponderante en el seguimiento a los presupuestos de las instituciones que fiscaliza, emitiendo normativas de acatamiento obligatorio, tendiente a dar el uso más eficiente de los recursos, y a impulsar una adecuada rendición de cuentas por el uso de dichos recursos. 

Por otra parte el Ministerio de planificación, tiene como responsabilidad primaria establecer una política congruente para que las instituciones se alinien al plan nacional de desarrollo vigente. No obstante una de las principales debilidades es el diseño erróneo de indicadores que vinculen la planificación de las instituciones públicas, con el plan nacional de desarrollo, dificultándose aun más el seguimiento y la rendición de cuentas.
Todo lo anterior implica que debe existir una apropiada coordinación entre el MIDEPLAN y la Contraloría General de la República, ya que son las instituciones rectoras en materia de presupuesto y planificación públicos. Estas entidades, en primera instancia, son las llamadas a liderar el planteamiento de soluciones a los problemas actuales relacionados con: 

* Débil articulación de la planificación y el presupuesto público.
* El Plan Nacional de Desarrollo contiene la propuesta del gobierno de turno y no una propuesta con visión a largo plazo.
* Ausencia de temporalidad integridad, indicadores y componente de inversión pública.
* Deficiencias en la coordinación interinstitucional, especialmente entre el MIDEPLAN y el Ministerio de Hacienda.
* Escasez de recursos (ineficiencias en ingresos y gastos). 

Como se observa estos problemas no son de fácil resolución dada su complejidad y variedad de instituciones que intervienen. En tal sentido, es clara la participación y responsabilidad que asumen los demás actores del aparato estatal (instituciones públicas). Parte de las posibles soluciones tienen que ver con el desarrollo de las siguientes acciones-procesos estratégicos: 

* Establecer un plan nacional de desarrollo con visión integral de largo plazo.
* Articular la planificación y el presupuesto para una mayor efectividad publica.
* Fortalecer el proceso de evaluación de resultados y rendición de cuentas.
* Fortalecer y asegurar una verdadera gestión pública orientada a resultados. 

El éxito en la ejecución de dichos desafíos va a depender de un liderazgo sostenido y comprometido de las instituciones rectoras, que logren integrar y dirigir los esfuerzos que se emprendan en estos procesos que son de largo plazo. 

Cabe resaltar que para establecer una planificación integrada y de largo plazo, ésta no debería ser fraccionada, siendo esto un reto adicional de la administración pública. Dicho desafío podría ser abordado con el siguiente ejemplo de planificación paralela: 

“… Cada grupo funcional (…) realiza una contribución importante a un producto, de acuerdo con cierta secuencia. Un grupo de especialistas pasa el trabajo a la siguiente función. Este enfoque sería, tal como lo afirma David Kelly de Palo Alto: No resulta el diseño más inteligente, y produce tarde o temprano problemas graves. 

Como alternativa, Kelly recomienda un enfoque diferente (…) que él denomina planificación paralela. El afirma: Inicia reuniendo todos los responsables de cualquier aspecto del proyecto (…) para que cooperen en la estrategia de desarrollo, y entonces se hace hincapié en su interacción continuada en el curso del proceso. De acuerdo con Kelly así se logran varias cosas: se ayuda a los departamentos con metas
contradictorias a comprenderse entre ellos y adaptarse a las metas de los otros, hace que exista mayor acercamiento entre las personas responsables del proyecto, generando e inspirando cooperación. Además genera un mayor número y una mayor variedad de ideas”. (Robert G. Cope, 1991). 

La anterior ilustración, que resulta un ejemplo muy básico, permite entender con claridad, que para avanzar en la implementación de las acciones estratégicas tendientes a contribuir en las soluciones que permitan un mejor desempeño de la administración pública, se requiere de un fuerte acompañamiento y asesoría de las instituciones rectoras (Contraloría General de la Republica y del MIDEPLAN, entre otras), para con el resto de instituciones públicas, cuya participación es esencial en todo el proceso y no solamente en una parte de él. 

Si en el proceso de establecer una visión compartida para lograr una planificación y articulación de largo plazo, se logra una verdadera integración, participación e involucramiento real de las instituciones públicas, esto permitiría alcanzar sinergias significativas y soluciones creativas, menos burocráticas dentro del marco jurídico institucional. 

Ciertamente la planificación se convierte en una función esencial en el proceso de establecer una visión país de largo plazo. Aunque no es la única, si se convierte en la función “pivote” de las siguientes etapas del proceso. Podría decirse que de la calidad de la planificación, dependerá el resto de las etapas del proceso.

Bibliografía
“Cope-Robert G, 1991. El plan estratégico, haga que la gente participe”.
“Sánchez, F (2003) Planificación estratégica y gestión por objetivos. ILPES, Santiago de Chile”

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