FEMINIZANDO LO POLÍTICO: LUCHAS Y CONQUISTAS



Basado en el documental “Mujeres del 48”, prosigo a la elaboración de éste ensayo, con lo cual pretendo destacar los diversos acontecimientos que tuvieron que darse, para empezar a conformar la identidad y ciudadanía femenina. 

Partiendo desde sus primeras intenciones de asociacionismo, por parte de dicha población, las cuales fueron clave para el derrocamiento de la sociedad patriarcal, en la cual vivíamos hace poco más de 60 años. Pretendo hacer una comparación de la antigua sociedad, en la cual nos encontrábamos emergidos, con nuestra sociedad actual y así, analizar si de las “luchas” pasadas, aún prevalecen sus “conquistas”. 

Primeramente, es muy importante recordar, la triste realidad en la cual se encontraba atenazada la mujer, era excluida de la vida política, por lo tanto; no poseía poder alguno en asuntos políticos, carecía de igualdad de oportunidades con respecto a la figura masculina, era marginada, no poseía identidad propia, sino más bien, la que la sociedad patriarcal le adjudicaba, su única función era dedicarse tiempo completo al hogar y a su marido. Todas éstas prohibiciones estereotípicas calaron muy hondo en el sentir femenino, lo cual las llevó a cuestionarse el ¿Por qué? de tales represiones. Con lo cual se vio obligada a establecer redes de asociaciones (capital social), coordinadas hacia la búsqueda de sus libertadas y la apertura de participación en el campo político. 

Cabe destacar algo muy importante, la mujer siempre ha estado presente en los asuntos políticos. "…no es una novedad la mujer en la política; siempre la mujer ha tenido sus opiniones políticas y ha trabajado y llevado entusiasmo allí, donde la indiferencia de los hombres es lo que brilla… Hasta ahora la política la hemos hecho ilegalmente y el hombre no se había opuesto. ¿Por qué no hacerla legalmente? ¿No sería más correcto?…" (Sara Casal, La Tribuna, 27/1/1925:6). Sin embargo; la historia es culpable de “invisibilizar” el papel que en realidad ejercía la mujer, de hecho, muchos de los logros conseguidos en procesos de independencia, guerras civiles, movimientos sociales y revoluciones, desgraciadamente se le atribuyen únicamente a la sociedad patriarcal, cuando en realidad la figura femenina fue de gran relevancia en dichos procesos. 

Ante esto, la historia nos presenta aquella mujer sumisa, sumergida dentro de la esfera doméstica, expuesta a la corrupta e inhibidora sociedad del momento. Al ser la mujer responsable de su familia, se le complicaba el hecho de organizarse, para así manifestarse contra el atropello social del cual era víctima “…tenían tensiones entre ellas y problemas para dar continuidad y sostenibilidad a sus agendas de lucha convocando a un grupo más amplio de mujeres” (Rodríguez 2002: 98, 100-101). Además, carecía enormemente de alguna institución o forma organizativa que lograra consolidar sus intereses en común, de una manera más colectiva. 

De seguir un orden cronológico, datado desde 1890 hasta 1949, encontraremos varias reseñas históricas que facilitaron el surgimiento de asociaciones y fuertes movimientos, el más popular conocido como “feminismo”. No fue sino hasta 1890 donde el deseo de introducir a la mujer a la vida política se dio a conocer por primera vez, mediante un discurso presidencial, en ese entonces al mando el señor José Joaquín Rodríguez, en la cual apoyaba la idea de permitir el sufragio femenino, basado en el contexto: "...la civilización moderna y el avance de los principios democráticos...[porque] la mujer está dotada de iguales facultades y sentimientos que el hombre, y por tanto es tan capaz como él para ejercer sus derechos y tener justas y legítimas aspiraciones..." (Riera, 1994). No obstante, significó el inicio del proceso de conquista del ambiente político. 

Sin embargo, la lucha de las mujeres por ganarse una igualdad jurídica y política, frente a los hombres, empezó a tener éxito cuando en el año de 1923 se creó la Liga Feminista, la cual propició el desarrollo de constantes campañas sufragistas, considerado: “…un aspecto decisivo que da pie para hablar de un Movimiento de mujeres a partir de este momento, es la cuestión de género frente a la de clase, es decir, la movilización de las mujeres en razón de necesidades comunes y específicas derivadas de su condición de mujeres, independientemente del sector o clase social a la que pertenecían…” (Camacho y Flores 1997: 462). 

Dentro de lo principal que hay que destacar cronológicamente, 1890 y 1910 (periodo de planteamiento), caracterizada por la apertura de espacios de discusión en medios de prensa y la formulación de los primeros planteamientos sobre la igualdad y los derechos políticos de las mujeres ante el Congreso. 1910-1923 (periodo de organización), debemos citar los esfuerzos individuales de las mujeres que contribuyeron a poner las bases para la fundación de la Liga Feminista, alimentadas por toda la influencia del movimiento feminista internacional, primer planteamiento del derecho al voto femenino ante una Asamblea Constituyente, el gran papel realizado por las mujeres en el derrocamiento de la dictadura de los Tinoco. Periodo de 1923-1949 (periodo de lucha), básicamente se destaca la lucha de la Liga feminista y las mujeres en general, lucha que se extendió a lo largo de 30 años, “…en pleno apogeo liberal, gran efervescencia socio-política y reformas electorales,” (Rodríguez, 2002.) 

En síntesis, dejando de lado la historia, conociendo todo el largo proceso de luchas y conquistas por la que atravesó la mujer para lograr consolidar sus garantías, ciudadanía e identidad, nos queda por velar que en nuestra sociedad moderna, se garantice el cumplimiento y ejercicio pleno de los derechos políticos de las mujeres en condiciones equitativas con los hombres. Puesto que, básicamente lo que se hizo en 1949-1953 fue legalizar el papel femenino y otorgarles el crédito que se merecían, puesto que aún sin que la sociedad se los permitiese, ellas ya estaban ganando batallas por nosotros….

Bibliografía
Casal, S. (27 de 1 de 1925). El feminismo y la mujer costarricense. La Tribuna, pág. 6. 

Camacho, Rosalía, Lara, Silvia y Serrano, Ester. 1997. Las cuotas mínimas de participación de las mujeres: Un mecanismo de acción afirmativa. Aportes para la discusión. San José: Centro Nacional para el Desarrollo de la Mujer y la Familia. 

Riera, M. B. (1994). Las sufragistas. San José: Universidad de Costa Rica.
Rodríguez, E. (2002.). 2002c. “La lucha por el sufragio femenino en Costa Rica (1890-1949)”. Eugenia Rodríguez, ed., Un Siglo de Luchas Femeninas en América Latina. San José: Editorial Universi-dad de Costa Rica, pp. 87-110

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